Beca Leonardo 2022

Nanorrobots biológicos de bacterias para eliminar el cáncer

Imaginemos que podemos llevar al médico al interior de nuestro cuerpo. No es ciencia ficción, es posible gracias a unas bacterias muy especiales que se encuentran en la naturaleza. Tienen además propiedades magnéticas. Gracias al apoyo de una Beca Leonardo de la Fundación BBVA, una investigadora de la Universidad de Oviedo quiere crear con ellas nanorrobots biológicos para curar el cáncer. Es la segunda causa de mortalidad en el mundo, según la OMS.

Lourdes Marcano, investigadora de materiales magnéticos de la Universidad de Oviedo, trabaja con bacterias. Y lo primero que nos enseña es que no son malas, todo lo contrario. Nos dice que una persona de 60 kilos tiene tres kilogramos de bacterias en su cuerpo que hacen funciones vitales. Ella investiga con bacterias que se encuentran en la naturaleza, sobre todo en agua dulce como ríos, arroyos o pantanos y también sedimentos marinos y con ellas quiere crear nanorrobots biológicos y terminar con terapias tan agresivas como la radio o la quimioterapia.

Un médico en nuestro cuerpo

Marcano nos cuenta que la idea es tener un médico diminuto que metemos en nuestro cuerpo y es capaz de desplazarse por todo nuestro organismo buscando si hay un problema. Una vez que lo encuentra, lo elimina y al comprobar que está todo bien, sale después de nuestro cuerpo.

En el laboratorio de medidas magnéticas de los servicios científicos y tecnológicos de la Universidad de Oviedo, en el Campus de Mieres se miden las propiedades magnéticas de las bacterias. Son pequeñas minúsculas, menos que el grosor de un cabello pero podrían resultar vitales para el tratamiento de enfermedades como el cáncer.

Bacterias con propiedades magnéticas

La investigadora nos enseña cómo coloca la muestra de bacterias dentro del electroimán para conocer su comportamiento magnético y saber cómo pueden guiarlas con un imán en el interior de nuestro organismo. Estas bacterias tienen en su interior nanopartículas magnéticas con diámetros de unos 50 nanómetros (100 veces más pequeñas que las células de la sangre) que se organizan dentro de la bacteria en forma de cadena.

Actúa como una brújula magnética y orienta la bacteria en su conjunto en la dirección definida por un campo magnético. Imaginemos que podemos orientarlas y pegarlas a esas células malignas con un imán. Lourdes Marcano nos comenta que a esas bacterias les gusta zonas de poco oxígeno y los tumores son su zona ideal porque allí hay un déficit de oxígeno porque se lo están comiendo todo las células tumorales y ellas van a ir naturalmente allí.

La idea sería utilizarlas para tratar el cáncer mediante hipertermia magnética o transporte de medicamentos: dirigirían las bacterias al lugar donde se localiza el tumor, y se calentarían por campos externos para conseguir quemar las células cancerosas o liberar fármacos mediante calor u otro estímulo externo. De esta manera el tratamiento sería más personalizado y localizado.

Además se evitarían los efectos secundarios de la radio y la quimioterapia. Su investigación ha recibido el apoyo de una Beca Leonardo de la Fundación BBVA. Todavía queda mucho camino por recorrer, pero ya se ha dado el primer paso.

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