Embarazo
El Institut d'Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (Idibaps) han identificado las alteraciones de las actividades neuronales que provocan los antojos en las embarazadas.
Un estudio confirma que las mujeres embarazadas son más sensibles a los dulces y desarrollan conductas en las que el deseo de ingerir alimentos calóricos aumenta. Se observaron que los niveles de dopamina, claves en los comportamientos de deseo y la actividad de su receptor D2R aumentan en una región cerebral implicada en el circuito de recompensa llamada núcleo accumbens.
El estudio publicado en 'Nature Metabolism', afirma que el cerebro experimenta cambios en las conexiones funcionales de los circuitos de recompensa, los centros gustativos y los sensoriomotores. "Este hallazgo sugiere que el embarazo induce una reorganización completa de los circuitos neuronales mesolímbicos", explica Roberta Haddad-Tóvolli, la coautora del artículo.
El estudio puede contribuir a mejorar las guías nutricionales para embarazadas, con la intención de asegurar una adecuada nutrición prenatal y prevenir la llegada de enfermedades.
Consecuencias negativas para nuestros hijos
El consumo de una dieta con comida basura (antojos) durante el embarazo provoca cambios en el desarrollo de la vía de señalización de opioides en el cerebro del bebé y altera permanentemente la forma en que este sistema funciona después del nacimiento, según concluye una investigación que se presentará en la Reunión Anual de la Sociedad para el Estudio de la Conducta Digestiva (SSIB), que se celebra en Nueva Orleans, Estados Unidos.
Y es que los antojos continuos tienen consecuencia para la salud y la descendencia, porque afectan al metabolismo y al desarrollo de los circuitos neuronales que regulan la ingesta de alimentos del bebé, algo que podría generar un aumento del peso corporal, la ansiedad y los trastornos alimentarios.
Los hijos de madres que han optado por una dieta a base de comida basura son más propensos a consumir este tipo de alimentos. "Basta con conductas cortas pero recurrentes como los antojos para aumentar la vulnerabilidad psicológica y metabólica de la descendencia", incluye el coautor del artículo Marc Claret.