DE LA UNIVERSIDAD DE MARYLAND
Destruir asteroides, esos residuos rocosos que orbitan alrededor del Sol, es mucho más difícil de lo que se pensaba. El último estudio realizado por la universidad estadounidense muestra que esto no tiene tanto que ver con el material del que están hechos estos cuerpos celestes, sino por cómo están hechos.
El asteroide es un conglomerado de pequeños pedazos de rocas y el problema, según Miquel Serra, astrónomo del Instituto de Astrofísica de Canarias, es que cuando algo impacta con el asteroide es que estos pedazos se despegan, se separan, pero luego por la gravead el núcleo vuelve a juntarlos. Son objetos que pueden chocar contra la Tierra.
Por lo tanto, es muy importante tenerlos controlados. Además de destruirlos, la otra acción posible sería desviarlos. Conocemos alrededor de 800 mil asteroides. Unos 20 mil tienen órbitas que se acercan a nuestro planeta.
Los científicos, por boca de Miquel Serra, estiman que de todos ellos, sólo el 5 o 6% son potencialmente peligrosos. No hay ningún asteroide conocido que tiene hoy en día una probabilidad de un umpacto del 100%. Pero si cayera un asteroide de medio kilómetro en el mar, crearía un maremoto devastador.
Si cayera en la Tierra, habría grandes terremotos y, añade Miquel Serra, levantaría una nube de polvo que oscurecería el Sol durante varias semanas o meses. Pero las miradas se dirigen también a los asteroides considerados como el futuro energético del a Humanidad; entre los tesoros más valiosos que albergan encontramos el agua y minerales como el litio, el platino.