Descubrimientos
El 'Demodex Folliculorum' es un tipo de ácaro que vive en los poros de nuestra piel desde nuestro nacimiento y se sirve de nosotros para sobrevivir y aparearse.
Seguro que ha oído alguna vez aquello de que nos tragamos entre cinco y diez arañas al año y otros mitos que ocurren durante la noche entre humanos y bichos. Pues bien, un estudio ha confirmado que tenemos decenas de ácaros metidos en los poros de la piel, incluida la cara e incluso las pestañas. De hecho, va más allá y asegura que estos bichitos se dedican a aparearse mientras dormimos.
Los ácaros son unos bichos de la familia arácnida y se conocen 50.000 especies distintas, aunque se estima que existen entre 100.000 y 500.000 que todavía no han sido encontradas. Miden 0,3 milímetros y están presentes en nuestro cuerpo desde que nacemos, especialmente cuando llegamos a la etapa adulta y los poros de nuestra piel se van agrandando poco a poco.
Un tipo de ácaro podría acabar fusionándose con los humanos
Una investigación publicada en la revista 'Molecular Biology and Evolution', en la que analiza el 'Demodex folliculorum', afirma que estos ácaros están evolucionando, pasando a ser organismos cada vez más simples, de manera que, en un momento dado, podrían 'fusionarse' con las personas.
Esto se debe a su vida reducida al interior de los poros. La consanguinidad con los seres humanos está haciendo que se deshaga de genes y células que no necesita.
De esta manera, estos arácnidos estarían abandonando sus cualidades de parásito externo y pasarían a tener una relación de simbiosis con nosotros. Es decir, una relación en la que organismos de especies diferentes se benefician mutuamente para su desarrollo vital.
Los investigadores argumentan que el primer indicio de esta mutación a simbionte es que este tipo de ácaro posee muchas más células al principio, a diferencia de su etapa adulta. Esto es lo contrario de lo que pasa en los parásitos.
El informe revela que esta simplificación de los ácaros viene dada por una reducción genética provocada por su existencia aislada. No se enfrentan a ningún tipo de amenaza externa y tampoco se relacionan con ácaros de distinto ADN.
Como resultado, son organismos muy simples con patas microscópicas que cuentan con únicamente tres músculos unicelulares. Además, sobreviven con el mínimo de proteínas. El Demodex folliculorum es la especie de ácaro que menos necesita para continuar con vida.
Por otro lado, este bicho también ha perdido capacidades, entre ellas las de producir melatonina, una hormona necesaria para que estén activos en la noche, momento del día en que se aparean, ya que con el sol no se despiertan. No obstante, se sirven de la melatonina que secretamos por nuestra piel mientras dormimos.
Estos ácaros, que tienen ano, podrían extinguirse
El estudio ha descubierto varias curiosidades del Demodex folliculorum. Afirma que el pene en los machos tiene una disposición peculiar y que poseen ano, algo que antes se negaba.
El órgano reproductivo del macho ha cambiado de posición. Ahora se encuentra en la parte de delante de su cuerpo, sobresaliendo hacia arriba. Como consecuencia, la única opción que tiene de copular con la hembra es situándose debajo de ella mientras se agarran a nuestro pelo.
Sin embargo, la investigación apunta a una posible desaparición de estos bichos. El motivo es que, al no aparearse con otros ácaros de distintos genes que puedan ser traspasados a su descendencia, se encontrarían en un punto muerto evolutivo, algo que posiblemente llevaría a su extinción.