UNA INVESTIGACIÓN DURANTE TRES AÑOS
El estudio de los restos ha permitido conocer los secretos de la primera dinastía de rees de Aragón. Alfonso I El Batallador tenía la fisonomía de un guerrero, robusto, atlético. Mientras que en el caso de Ramiro II, se ve que fue una persona que se dedicó a una vida religiosa, con menor desarrollo muscular, con muchos procesos artríticos y degenerativos.
Se han hecho análisis rediológicos, de ADN, fisionómicos y tras el estudio sus restos vuelven a descansar en el Claustro de San Pedro el Viejo de Huesca.