CIENTÍFICOS JAPONESES

Descubren una babosa marina capaz de perder su pene y de que le vuelvan a crecer para usarlo de nuevo

Una babosa marina que es capaz de separar, hacer crecer nuevamente y luego reutilizar su pene ha sorprendido a los científicos. Un grupo de investigadores japoneses observaron el extraño rito de apareamiento en una especie llamada Chromodoris reticulata, que se encuentra en el Océano Pacífico.

Los científicos creen que es la primera criatura conocida que puede copular en repetidas ocasiones con lo que fue descrito como un "pene desechable". El estudio fue publicado en Biology Letters, la revista del Royal Society de Reino Unido y recogido por la BBC.

La vida sexual de la babosa marina es complicada incluso antes de que los órganos desmontables entrasen en juego. Se cree que casi todas estas criaturas, que también son conocidas como nudibranquios, son "hermafroditas simultáneos". Esto significa que poseen órganos sexuales masculinos y femeninos y que puede usar ambos al mismo tiempo.

Bernard Picton, curador de invertebrados marinos en los Museos Nacionales de Irlanda del Norte, explicó: "El aparato reproductivo general se encuentra en el lado derecho del cuerpo. Así, dos nudibranquios se unen, uno mira hacia un lado y el otro a la inversa, con la parte derecha de sus cuerpos en contacto, tocándose."El pene de uno encaja en la abertura femenina del otro, y el pene de éste encaja en la abertura femenina de la primera, si se entiende lo que quiero decir.

El equipo japonés estuvo observando las babosas de mar que recolectaron de arrecifes de coral poco profundos en Japón. Así pudieron ver a estas especies apareándose en 31 ocasiones. El acto duró entre unos pocos segundos y unos pocos minutos, tras lo cual las criaturas se separaron y se despojaron de sus penes, que dejaron en el piso del tanque.

Sin embargo, los investigadores fueron sorprendidos al descubrir que sólo 24 horas después, las babosas marinas habían regenerado sus órganos masculinos y estaban listas para aparearse de nuevo.

Un examen más detallado de la anatomía de los animales reveló que las babosas tenían una gran parte de su pene enrollado en un espiral al interior de sus cuerpos, el cual luego usarían para reponer la parte faltante.

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