Ciencia

Desarrollan una pomada que vuelve invisibles a ratones mediante un colorante alimentario

La aplicación en humanos aún está muy lejos.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford ha logrado hacer invisibles ciertas partes del cuerpo de ratones vivos mediante el uso de una pomada que contiene un colorante comúnmente usado en la alimentación, la tartracina. Este compuesto permite que la luz atraviese tejidos opacos como la piel y el cráneo, y consigue una transparencia que podría tener aplicaciones en la investigación médica y biológica.

La tartracina, conocida por su capacidad para otorgar un color amarillo en alimentos, demostró propiedades ópticas únicas al equilibrar los índices de refracción entre diferentes materiales biológicos. Normalmente, el cuerpo humano y otros organismos son opacos porque están compuestos por una mezcla de materiales con distintos índices de refracción que desvían la luz en múltiples direcciones, lo que impide la visión a través de ellos. Sin embargo, al aplicar este colorante, los científicos lograron igualar esos índices, un hecho que permite que la luz atraviese los tejidos de manera uniforme.

Las pruebas se hicieron en pechugas de pollo

El proceso comenzó con pruebas en pechugas de pollo, donde al aumentar la concentración de tartracina, los índices de refracción de los fluidos intracelulares se alinearon con los de las proteínas musculares, lo que vuelve la carne completamente transparente. Posteriormente, se aplicó la pomada en ratones vivos, específicamente en el cráneo y el abdomen. En cuestión de minutos, las áreas tratadas se volvieron transparentes y revelaron estructuras internas como los vasos sanguíneos del cerebro y los movimientos del intestino.

Algunos colorantes permiten la transparencia

Este avance, publicado en la revista Science, resalta cómo ciertos colorantes, que bloquean la luz en algunas longitudes de onda y permiten la transparencia en otras, pueden ser manipulados para alterar la óptica de materialesbiológicos. Martín López, investigador del Instituto de Óptica del CSIC, destacó que el uso de moléculas no tóxicas y ampliamente conocidas como la tartracina es fundamental, ya que muchos estudios ópticos emplean materiales peligrosos. La técnica aún está en sus primeras etapas y requiere más desarrollo antes de ser aplicable en humanos, pero ya ofrece un punto de partida prometedor para la investigación no invasiva.

Además de los beneficios en la observación de estructuras internas sin necesidad de intervenciones quirúrgicas, este descubrimiento podría ampliar el uso de modelos animales en estudios científicos. Actualmente, especies como los gusanos C. elegans y las larvas de pez cebra se utilizan por su transparencia, lo que facilita la observación directa de procesos biológicos en tiempo real. La tartracina podría permitir que más especies se incluyan en este tipo de investigaciones, lo que facilita la visualización de neuronas y otros tejidos sin la necesidad de incisiones.

La invisibilidad en humanos está muy lejos

Sin embargo, la posibilidad de lograr una invisibilidad completa en organismos complejos como los humanos sigue siendo lejana. Según López, las variaciones en los índices de refracción de los diferentes tejidos, como el hueso y el pelo, complican la aplicación de la pomada para una invisibilidad total.