Tecnología
La creación de una réplica robótica de un pariente extinto de las estrellas de mar, da pistoletazo de salida a una nueva ciencia: la Paleobiónica.
Un equipo internacional de investigadores en el que participa el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) ha logrado desarrollar una réplica robótica de un pleurocistítidos, una especie extinta desde la era del Paleozoico (400 millones de años atrás). Esta hazaña bio-tecnológica surge de la necesidad de comprender la evolución motora de los ancestros de los erizos y estrellas de mar. Una gran cantidad de organismos ya extintos carecen de referentes actuales que nos sirvan como guía para comprender sus movimientos y hábitos alimenticios. Gracias a esta innovación, nuestros científicos serán capaces de monitorizar e interpretar conductas prehistóricas.
"El equinodermo que hemos estudiado fue uno de los primeros en empezar a moverse, seguramente para explotar nuevos recursos, por lo que evolutivamente ocupa un lugar muy importante en la historia de este grupo de animales. sin embargo, no se parece en nada a ningún organismo actual, por lo que era vital entender su biología utilizando técnicas experimentales", nos explica uno de los investigadores del IGME-CSIC, Samuel Zamora.
Las técnicas empleadas para la creación de este robot, publicadas en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), consistieron en el estudio de una serie de tomografías computarizadas de un fósil de pleurocistítido. Mediante el escáner de estas detalladas imágenes, se generó una reconstrucción virtual en 3D del ancestro. Sirviendo como modelo base, un equipo de ingenieros construyó varias versiones del robot hasta que se dio con una que pudiese ser interpretada como una réplica precisa del animal. "A partir de él, interpretamos cómo serían los movimientos de las diferentes partes y transmitimos toda es información a los ingenieros para que coloquen los actuadores, es decir, los dispositivos encargados de generar el movimiento, en los lugares adecuados."
Como consecuencia, tenemos un robot que, según la comparación estructural de otras especies con cuerpo similares, se mueve como lo hubiese hecho un pleurocistítido hace 400 millones de años. Los equinodermos son un grupo de movimientos limitados. Muchos de ellos, empezando por los más antiguos, se podían desplazar únicamente hacia delante mediante los impulsos de sus colas.
Efectivamente, este hito inaugura oficialmente la Paleobiónica, una ciencia nunca plenamente desarrollada hasta hoy que combina los conocimientos de la paleontología y la robótica, cuyo principal uso será permitir a la comunidad científica el comportamiento y biología de animales ya extintos. "Miles de robots de uso cotidiano están basados en un diseño biológico. Nosotros queremos utilizar la gran cantidad de formas extintas, sin representación actual, para crear nuevos robots que aborden nuestros desafíos", concluye el investigador Samuel Zamora.