Envases comestibles
El centro tecnológico AINIA propone esta medida para reducir el impacto medioambiental y el desperdicio alimentario.
Llevar los alimentos en envases quese pueden comer va camino de convertirse en una necesidad para minimizar el impacto medioambiental que generan los residuos. Reducir el desperdicio alimentario que producen los recipientes convencionales es uno de los principales desafíos de la industria. Por eso muchos ya les llaman los envases del futuro. En el centro de investigación AINIA acaban presentar tres propuestas en este sentido: recubrimientos comestibles para alimentos, envases que se podrían comer y recubrimientos de cartón. La iniciativa se enmarca en el proyecto de prevención de residuos de envases y pérdidas de alimentos mediante el desarrollo de recubrimientos comestibles, Prevenpack.
Según explica a Antena 3 Noticias José Ángel Garde, coordinador de la investigación, el sistema creado por AINIA "incorpora recubrimientos comestibles sobre los alimentos garantizando también su cometido de preservar los alimentos". Se trata de "capas finas de materiales naturales" que "pueden prolongar la vida útil de las frutas y hortalizas para prolongar su calidad en el tiempo", añade.
En este caso, concretamente, indica que han aplicado biopolímeros naturales en fresas, "por su mayor sensibilidad a ataques fúngicos", y en champiñones, "por sus problemas de oxidaciones o pérdidas de humedad. En este programa, desarrollado en colaboración con varias empresas y financiado por el Instituto Valenciano de la Competitividad Empresarial (IVACE), de la Generalitat Valenciana, han logrado aplicar biopolímeros naturales retrasando la maduración, reduciendo la tasa de respiración y minimizando la pérdida de peso en estas frutas y hortalizas.
El investigador valenciano, doctor en Farmacia, apunta que estos envases comestibles están realizados "de materiales derivados de residuos agroalimentarios". De esta manera, destaca que, además de ser "biodegradables", están preparados para "poder consumirse junto con el alimento, eliminando completamente los residuos". "Es un proyecto muy innovador en el que todavía se está investigando pero el objetivo de los envases comestibles es lograr el residuo cero", agrega Garde.
El material que se utiliza se crea a partir de subproductos agroindustriales y está libre de tóxicos. Este proceso, según este experto internacional, "implica una utilización eficiente de recursos renovables, contribuyendo a la economía circular y a la reducción de residuos plásticos". "Estas formulaciones incluyen proteínas vegetales y animales, polisacáridos y lípidos, creando materiales que no solo protegen los alimentos, sino que también aportan valor nutricional", asegura.
Además, han diseñado bolsas termosellables indicadas para el envasado de alimentos de baja humedad.
En el trabajo de PrevenPack también se han abordado los recubrimientos para envases de cartón. "Estos se basan en alginatos aplicados sobre sustratos celulósicos mejorando la barrera contra el vapor de agua en un 35% por lo que se preserva la integridad y frescura del contenido", detalla el responsable del proyecto. En el caso de los envases de cartón, sobre todo los que se emplean en frutas y hortalizas, "precisan de una protección adicional contra la humedad", concluye.
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