EL FÓSIL MÁS IMPORTANTE PARA LA INVESTIGACIÓN FUE DESCUBIERTO POR UN NIÑO DE 8 AÑOS

Averiguan la función original del caparazón de las tortugas

La función del caparazón de las primeras tortugas fósiles fue inicialmente una adaptación para excavar bajo tierra y escapar de las duras condiciones. El peculiar instrumento que endurece el torso del reptil no se utilizaba a modo de protección somo se creía hasta la fecha.

La utilidad original de los caparazones de las tortugas no fue la protección frente a los depredadores, sino un instrumento para excavar en el subsuelo. Un nuevo estudio de paleontólogos ha publicado esta conclusión en Current Biology tras el análisis de restos fósiles.

Sugieren que el amplio procaparazón estriado en las primeras tortugas fósiles fue inicialmente una adaptación para excavar bajo tierra, no para la protección. El paleontólogo Tyler Lyson, del Museo de Denver de Naturaleza y Ciencia es uno de los científicos que ayudaron a hacer este descubrimiento. Explica que al igual que la pluma de pájaro en un principio no evolucionó para el vuelo, la función más temprana del caparazón de tortuga no era para la protección, sino para excavar bajo tierra y escapar de las duras condiciones donde aquellas tortugas vivieron, en lo que hoy es Sudáfrica.

"Sabíamos tanto por el registro fósil como por la observación del desarrollo del caparazón de tortuga, que uno de los primeros pasos en su desarrollo fue la ampliación de las costillas", dijo Lyson. Aunque las costillas no parezcan determinar un cambio significativo en la evolución, tuvo un grave impacto en la respiración y en la velocidad en los animales cuadrúpedos. Las costillas se utilizan para apoyar el cuerpo durante la locomoción y desempeñan un papel crucial en la ventilación de los pulmones. Costillas claramente ensanchadas endurecen el torso, lo que acorta la longitud de zancada e interfiere con la respiración.

Fósil de una tortuga | LUKE NORTON

Un gran avance para el descubrimiento fue la aparición de especímenes fósiles de prototortugas 260 millones años de edad, eunotosaurus africanus, en la Cuenca Karoo de Sudáfrica. Varios ejemplares fueron descubiertos por dos de los coautores del estudio, Roger Smith y Bruce Rubidge, de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo.

Pero el fósil más importante fue descubierto por un niños 8 años en la granja de su padre en el Cabo Occidental de Sudáfrica. Este espécimen, de unos 15 centímetros de largo, incluye un esqueleto bien conservado junto con las manos y los pies totalmente articulados.

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