LOS SERES HUMANOS DIERON FORMA AL MUNDO QUE LES RODEA
Los paisajes 'vírgenes' simplemente no existen en ninguna parte del mundo en la actualidad y, en muchos casos, no han existido durante al menos varios miles de años, según concluye un nuevo estudio que se publica en 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.
Una revisión exhaustiva de los datos arqueológicos de los últimos 30 años ofrece detalles de cómo se han formado los paisajes del mundo por la actividad humana repetida durante muchos miles de años. El trabajo revela un patrón de influencia humana significativa, a largo plazo, sobre la distribución de las especies a través de todos los continentes y las islas ocupadas de la tierra.
El documento, realizado por la doctora Nicole Boivin, de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, y el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, en Alemania, con investigadores del Reino Unido, Estados Unidos y Australia, sugiere que la evidencia arqueológica ha estado ausente de los debates actuales sobre las prioridades de conservación.
Decir que las sociedades anteriores a la Revolución Industrial tuvieron poco efecto sobre el medio ambiente o la diversidad de especies es errónea, sostiene el documento. Se basa en el uso de nuevas bases de datos de ADN antiguo, isótopos estables y microfósiles, así como la aplicación de nuevos métodos estadísticos y computacionales.
Esto demuestra que muchas especies vivas de plantas, árboles y animales que viven hoy en día son los que se vieron favorecidos por nuestros antepasados y que las extinciones a gran escala comenzaron hace miles de años debido a la caza excesiva o el cambio del uso de la tierra por los seres humanos. El documento concluye que a la luz de esta y otras evidencias del cambio antropogénico a largo plazo, tenemos que ser más pragmático en nuestros esfuerzos de conservación en lugar de procurar que estados "naturales" imposibles.
El documento identifica cuatro fases principales en las que los seres humanos dieron forma al mundo que les rodea con amplios efectos sobre los ecosistemas naturales: la expansión global humana durante el Pleistoceno tardío; la propagación de la agricultura neolítica; la era de los seres humanos colonizadores de islas; y la aparición temprana de las sociedades urbanizadas y el comercio.