DÍA DE LA CRUZ
El cielo de Los Realejos, en el norte de Tenerife, se cubría anoche de colores. Las calles del Medio y del Sol, las de los marqueses y labradores de antaño, volvían a rivalizar en su fervor religioso y que se traduce en la exhibición de fuegos artificiales, más grande de España en una sola noche. Por eso cualquier sitio vale para disfrutar de este espectáculo. Lo mismo en el borde de la carretera que en un puente.
Y ese precisamente es otro de los secretos mejor guardados, el dinero que se gasta cada calle. Fuego, humo y ruido pero a diferencia de lo que esto puede significar aquí sirven para llenar de arte y tonalidades la noche.