LEWIS SUPERA A ROSBERG EN LA CLASIFICACIÓN

Hamilton ya es nuevo líder del Mundial tras ganar en Hungría con Alonso séptimo y Sainz octavo

Lewis Hamilton ha logrado la victoria en el GP de Hungría y 25 jugosos puntos que le sirven para ser nuevo líder del Mundial de F1. El británico dominó la carrera sin apenas problemas y tiró de calculadora para mantener a raya a Nico Rosberg. Ricciardo fue el compañero de podio de los dos Mercedes en una carrera que teminó con Alonso y Sainz en la séptima y en la octava plaza.

Que no estaba, decían algunos a comienzos del Mundial. Que había perdido la motivación con su tercer título, se oía. Que ya el mejor Hamilton había pasado por la Fórmula 1 y ya sólo era a Lewis al que se veía por diversos 'saraos', fiestas y fotos en diversas redes sociales. Quizá sí, quizá solo estuviera de parranda, porque el tricampeón del mundo de la F1 está de nuevo en la mejor forma posible y tras su triunfo en Hungría ya es otra vez líder de una competición que tiene entre ceja y ceja ganar por cuarta vez.

Una en la que bien puede poner su nombre entre los pocos tetracampeones que existen en este deporte. En Hungaroring dejó de lado su visceralidad, su ansia y su nerviosismo. En Hungaroring tiró de cabeza, de calculadora y de algo que bien puede resultarle favorable en el futuro. Porque Lewis le hizo la goma a Rosberg. Le manejó. Le controló. Le mantuvo siempre a raya desde que le adelantó tras el apagado del semáforo en el inicio de la larga y exigente prueba húngara.

Si Rosberg se acercaba, Hamilton apretaba. Si le veía más lejos, reducía el ritmo para ralentizar la carrera y recordar a Nico que detrás había más pilotos como Ricciardo y Vettel dispuestos a hincarle el diente. Sólo al final, con algunos doblados como Gutiérrez que no entendían el azul de las banderas, sufrío el tricampeón. Pero ahí de nuevo vimos por qué Rosberg tiene a cero su casillero de títulos, pues al teutón le faltó hambre. Le faltó garra. Le faltó ir a por Hamilton de verdad y tirarse a por él. Le faltó inconformismo y le sobró conformidad con su segundo puesto.

Quien pudiera coger ese Mercedes para poder ser campeón del mundo, pensarán muchos. Alonso y Sainz son dos de ellos mismamente. Ni el McLaren-Honda ni el Toro Rosso están entre los más potentes de toda la parrilla, pero en manos de ambos dan guerra. Dan mucha guerra. Button y su abandono fueron la nota negativa para los de Woking; la positiva fue que en Hungría, en una carrera sin problemas, estuvieron tras los tres grandes y fueron el cuarto coche de la parrilla.

Ese fue el problema. Fue una carrera sin demasiada 'acción' salvo la que dieron Verstappen y Raikkonen en un duelo en el que Max usó lo legal y lo no tan legal para mantener a Kimi detrás. Salvo eso, poco movimiento. Poca lucha. Poca tensión. Poco de eso que necesita McLaren-Honda para estar mejor de lo que han estado en Hungría. Séptimos, con Fernando. Tras Mercedes, Ferrari y Red Bull. Ahí es donde estuvo la pareja anglojaponesa. Y tras ellos, Carlos Sainz y su Toro Rosso.

Ni uno ni otro pudieron hacer más. Ambos firmaron una carrera sobria, sin errores y sin ningún tipo de problema mecánico que les dejara sin el premio de los puntos. Unos puntos merecidos, forjados a base de trabajo tanto dentro como fuera del box y tanto dentro como fuera del monoplaza. Los dos siguen su camino para volver o para llegar a lo más alto, para llegar a un lugar que en este momento le pertenece a Mercedes. A un lugar que le pertenece a Lewis Hamilton.

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