El Mundial 2013 cada vez tiene mayor color morado. Cada vez tiene grabado con más fuerza el nombre de Sebastian Vettel. Victoria para el alemán en la casa de Ferrari, en Monza, en el GP de Italia, en una carrera que el tricampeón tuvo controlada desde la primera vuelta y que le valió para subirse a lo más alto de un cajón completado por Fernando Alonso y por Mark Webber.
Y es que el momento más complicado para él, y para todos, fue la salida. Porque la salida de Italia, tal y como se pudo ver en la GP3, iba a dar juego. Y lo dio. Sobre todo se lo dio a Kimi Raikkonen, que tuvo un toque con Pérez, y a Di Resta, que abandonó. Y mientras Sebastian Vettel se marcaba un inmenso plano en el neumático en la primera frenada, Alonso salió ileso y fortalecido de todo eso.
Porque Fernando no quería ser mera comparsa de Vettel en el Gran Premio 'de Ferrari'. En el hogar de los 'tifosi' ferrarista. El asturiano puso todo lo que tuvo en un arriesgado arranque para pasar a Hulkenberg y un adelantamiento tan espectacular como peligroso a Mark Webber que concluyó, eso sí, de forma feliz para los intereses del bicampeón. Con Massa 'echándose a un lado', sólo quedaba Vettel.
Vettel, inalcanzable
'Sólo' quedaba Vettel. Quedaba dar caza a la presa... pero la presa se escurría con cada vuelta que pasaba y a pesar de acercarse a ella levemente antes de la primera parada, tras ella, tras la única entrada en boxes, la distancia era insalvable salvo que a Seb tuviera un problema en el RB9 o que cometiera un error ya impropio en el germano. Y más sabiendo que detrás había cierto coche rojo... la prioridad desde el muro era la de cero riesgos.
Y menos riesgos había para Vettel, para un Vettel que tenía todo perfectamente medido, cuando Mark Webber decidió volver a la película para tener su ración de protagonismo. Porque qué mejor para la moral de la tropa que hacer un doblete en la casa de tu mayor rival en 2013 y en 2012. Y Webber se puso en modo ataque. Al igual que Massa, en el último intento de Ferrari para llenar de rojo el podio de Monza.
Hamilton sacó su orgullo
Pero se llenó de morado. Y raro fue que no hubiera nada de plata rondando pro allí. Si no lo hubo no fue por la mala clasificación de Hamilton, sino porque Lewis fue, con Raikkonen, uno de los que fue a dos paradas pro obligación. Pero el Mercedes era un cohete que dedicó a adelantar y a adelantar sabiendo que nada tenía que perder. Y mientras Kimi se quedó a un paso de los puntos, el británico se llevo alguno que otro para el zurrón.
Así que la carrera más corta del Mundial, la celebrada en el llamado 'templo de la velocidad', terminó siendo una 'fiesta' Red Bull en el estadio de Ferrari. Terminó con Vettel vencedor y con Webber tercero. Y con Alonso segundo, segundo y vitoreado, aunque la victoria de Sebastian haga que la diferencia entre ambos sea de siete puntos más con sólo siete pruebas por disputarse. Singapur, próxima cita... una cita que va a ser clave para el Mundial.