LA F1 LLEGA A BÉLGICA

Eau Rouge, una curva de leyenda

Después de que hace un mes se celebrara el GP de Hungría en Hungaroring la Fórmula 1 regresa por todo lo alto al trazado belga de Spa, que cuenta en su recorrido con la curva de Eau Rouge, una de las favoritas por todos los pilotos y en la que se pueden llegar a alcanzar velocidades de hasta 300 kilómetros por hora. El propio Ayrton Senna reconoció que “hablaba con Dios” en Eau Rouge.

Cómo pasa el tiempo. Desde que el pasado 29 de julio se celebrase el GP de Hungría de F1 hemos disfrutado de las tres medallas de Usain Bolt, del récord de metales de Michael Phelps, de las dos preseas de Mireia Belmonte, de la consecución de la Supercopa de España del Real Madrid ante el Barça… y seguimos disfrutando de la Vuelta a España y del retorno al ruedo de Alberto Contador. En un mes hemos vivido grandes acontecimientos deportivos, pero se echaba en falta a la Fórmula 1.

Y ahora ya está aquí, y regresa con el GP de Bélgica que se celebra sobre el circuito de Spa. Un circuito en el que volveremos a ver a Fernando Alonso luchar para seguir abriendo brecha en el Mundial, donde comprobaremos si Raikkonen iguala las seis victorias en esta pista de Michael Schumacher o si Mercedes reacciona y logra la séptima. Un circuito, el belga, donde los Ferrari, los Red Bull, los Lotus, los McLaren y compañía pasaran por una de las curvas más famosas del Mundial: Eau Rouge.

Eau Rouge es una de esas curvas míticas que hay en el campeonato de Fórmula 1. Una de esas que gustan tanto a los pilotos como a los espectadores. Y es que, la traducida al español como ‘Agua Roja’, es uno de los mayores retos a los que se enfrentarán en Bélgica los Vettel, Alonso, Hamilton, Raikkonen y demás hombres de la parrilla.

Esta curva se sitúa justo por encima de la corriente del Eau Rouge, de ahí su nombre, y consiste en una sucesión de giros izquierda-derecha-izquierda en la que los monoplazas pueden llegar a alcanzar velocidades de 300 kilómetros por hora, aunque suele ser normal que levanten el pie del acelerador para evitar problemas.

Porque Eau Rouge tiene otra particularidad, y esa particularidad es el desnivel que existe. Primero en bajada, donde se realiza el giro a izquierdas, y luego en una impresionante subida a derechas en la que, como el propio Alonso llegó a reconocer, “desde el cockpit no se puede ver la salida, y conforme vas subiendo no sabes a dónde vas a aterrizar”.

Bélgica, una de las citas favoritas para los pilotos
Lo cierto es que Spa es uno de los lugares que los pilotos tienen marcado en rojo en el calendario. Una de sus pistas favoritas, uno de esos sitios en los que les gusta conducir. Sobre todo lo es para Michael Schumacher, que debutó en Bélgica hace 21 años en un Jordan y que verá cómo le nombran Ciudadano de Honor de Spa.

Al Kaiser se le cae la baba cuando habla de la pista belga: “Es como el salón de mi casa, para mí es claramente el circuito número uno de todo el campeonato. Siempre me pasan cosas especiales allí. Mi debut, mi primera victoria… y en este 2012 celebraré allí mi carrera número 300”.

Aún así, en este circuito, y más concretamente en la curva de Eau Rouge, hemos visto accidentes como el de Jacques Villeneuve en 1999 en BAR. El canadiense no dudó en calificar lo que le había sucedido como “el mejor accidente de su vida”. Lamentablemente, en esta curva también ha habido accidentes mortales, como el de Stefan Bellof en la carrera de los 1.000 kilómetros de Spa en 1985 cuando conducía un Porsche 956.

Ya llega la recta final del Mundial de F1 y ya no se permiten los fallos. No se permiten los abandonos, los errores a la hora de hacer las paradas, los toques, las malas clasificaciones… Comienzan las nueve últimas carreras en las que se decidirá si Fernando Alonso se convierte en tricampeón de la Fórmula 1, igualando a Ayrton Senna, un piloto que reconoció que en Eau Rouge hablaba con Dios. De momento, el asturiano va por buen camino hacia el título.

 

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