FERIA DE FALLAS 2015
El Juli, Morante y el Soro, los más destacados de una feria sin "caloret"
El Juli, que cortó cuatro orejas por la vía de la épica, Morante por la de la lírica y El Soro por la heroica fueron los más destacados de una feria de Fallas a la que faltó el "caloret" que anunció días antes la alcaldesa Rita Barberá. Sobre todo de mitad de ciclo en adelante, los protagonistas del abono fueron el frío y el fuerte viento, cuando no la lluvia, que condicionaron la lidia y exigieron un esfuerzo añadido a los toreros, como fue el caso de El Juli en la tarde del 19 de marzo.
El Juli se impuso a los elementos ante un lote manejable de Domingo Hernández, haciendo valer su autoridad lidiadora y su pundonor hasta conseguir las cuatro orejas que, sumadas a la que también paseó cinco días antes, le convirtieron en el triunfador numérico del ciclo valenciano. Esa misma tarde fue Miguel Ángel Perera, con dos orejas en el esportón, quien acompañó a El Juli en la salida a hombros por la puerta grande, a la que llegó por una vía similar y calentando al público, sobre todo en el toreo de cercanías.
Sebastián Castella fue otro de los triunfadores estadísticos de las Fallas, por el corte de tres apéndices muy generosos a un excelente lote de toros de Núñez del Cuvillo, a uno de los cuales, "Juncoso" de nombre, se le dio la vuelta al ruedo en el arrastre.
Pero el toreo de más calidad de cuantos se vieron este año en el coso valenciano llevó la firma de Morante de la Puebla, al que el presidente premió únicamente con una rácana oreja por una faena redonda a un ejemplar de Victoriano del Río. El deleite, el temple y el ajuste del artista sevillano marcaron las diferencias en un abono en el que también destacaron el aplomo y la sinceridad de Jiménez Fortes, que también paseó un trofeo en la primera corrida, y el sincero clasicismo de Diego Urdiales y Finito de Córdoba, aunque se fueran de vacío.
Capítulo aparte en el balance de la feria merece la hazaña personal que llevó a cabo el veterano diestro valenciano Vicente Ruiz "El Soro", que fue el único diestro que logró poner el cartel de "No hay billetes" en las taquillas de la plaza, la tarde del 16 de marzo. Con 52 años y dos décadas después de que una gravísima lesión de rodilla le adentrara en un calvario de 37 operaciones y serios problemas personales, El Soro cumplió su reto de volver a torear. Y, mermado de facultades y con un implante biónico, consiguió hacer vibrar de nuevo a sus paisanos derrochando entrega en todos los tercios.
El popular torero de Foyos resultó también lesionado, con fractura de vértebras lumbares, al ser arrollado cuando estoqueaba a su segundo toro, pero se mantuvo en el ruedo hasta salir a hombros de los entusiastas que atestiguaron esta gran historia de superación personal.
En una feria con muy estimable asistencia de público, a pesar del clima invernal que la rodeó, y con un bajo nivel de raza generalizado en el ganado de las mayoritarias divisas de origen Domecq que se anunciaron, hubo algunos otros triunfos de menor calado entre los matadores de toros. Así, las cuatro orejas restantes de las diecisiete que cortaron los diestros del escalafón mayor fueron para Alejandro Talavante, que también luchó contra el viento, El Fandi, Daniel Luque y Enrique Ponce, sólo discreto con un bravo ejemplar de Victoriano del Río en la tarde en que celebró sin brillo sus veinticinco años de alternativa.
Aparte de la vuelta al ruedo que dio Miguel Abellán, los demás matadores pasaron apenas de puntillas por una feria en la que, en otro capítulo, se reveló con su pureza el joven rejoneador sevillano Luis Valdenebro, que, como Andy Cartagena y Andrés Romero, cortó una oreja en la matinal del día de San José.
También hubo buenas noticias en las novilladas con picadores que cerraron el abono, en las que, además de los trofeos para Cristian Climent y Ginés Marín, resaltó el valor sereno del mexicano Leo Valádez en una tarde imposible de viento y agua, y brilló la clase suave del castellonense Varea, que desorejó al último astado que salió por la puerta de chiqueros.