SEVILLA | OCTAVA DE LA FERIA DE ABRIL
Cuatro orejas al toreo 'total' de Manzanares
José María Manzanares abrió la Puerta del Príncipe tras cortar cuatro orejas en una tarde emotiva y completísima, gracias a una magnífica corrida de Victoriano del Río, brava y noblísima; la fuerza de Padilla y la fantasía de Alejandro Talavante.
Jose María Manzanares es el torero total, escoltado por una extraordinaria cuadrilla, ejemplo de profesionalidad, talento y coordinación. En su primer toro, desgranó Manzanares toda su tauromaquia, prodigio de temple colocación, y mando. Lo probó por bajo de salida, aleccionando su ya notable embestida. Ligó Jose Marí todas las series, aguantando cuando apretaba para adentro y tapando los pocos defecto del de Victoriano. La estocada, total también. Lo mató recibiendo como sólo el. La Maestranza se rindió y concedió las dos orejas que casi aseguraban el triunfo, también, total.
El quinto, segundo de su lote, fue toro noblísimo también. Una faena, ésta, menos estudiada, más sentida, más larga, más artística. Puso Manzanares, el hijo, lo poquito que le faltaba al toro. Se rompió el matador alargando y saboreando cada muletazo. Dosificando las embestidas. Talento, conocimiento a partes iguales. La estocada, recibiendo también, en dos tiempos. Una forma de matar que hará historia.
Alejandro Talavante puso su granito de arena con una preciosa faena al tercer toro, bravo y noblito también, que dejó expresarse al extremeño. Alargó cada muletazo, se imaginó remates, hasta los delantales del quite a Manzanares y los que le enjaretó a este toro fueron de suerte mayor. Lástima que el de Victoriano no le aguantara más de dos pases ligados. Mató extraordinariamente, también, y cortó una merecida oreja.
Con el que cerraba plaza, anduvo Talavante más serio. Seguro y valiente. Faena medida, bien administrada y cabal. Lejos de ese Talavante inseguro y hasta frágil de otras temporadas. Pinchazo que le negó la salida al hombros, y notable estocada.
Juan José Padilla abría el cartel, pero con galones. No en torero veterano que va por delante. Era, con permiso de la alargada sombra de Manzanares en la Maestranza, el cabeza del cartel, foco de todas las miradas y del cariño del público sevillano. Pero sorteó el lote menos bueno de la tarde. Falto de motor ese toro, no le dejó ligar, aunque de uno en uno le dibujó notables muletazos. Pinchó arriba y recibió una cariñosa ovación tras el estoconazo que vino después.
Con el cuarto salió el 'ciclón' de Jeréz, larga cambiada de rodillas y doblados por bajo incluidos. Hasta cuatro pares puso Padilla, incluido un perfecto 'violín', pero se le paró enseguida. Acortó distancias pero no quiso aburrir y abrevió.