LA OPINIÓN DE LORENA GARCÍA

Con “K” de okupa, con “C” de cargo

Que el movimiento okupa en Barcelona tiene raíces profundas no es una novedad. Pero que acabe institucionalizado es un problema, y de los gordos. Después de lo vivido esta semana ha quedado claro que se trata de una realidad durmiente que sólo necesitaba una pequeña chispa para hacer prender la mecha.

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