Poppy la madre de Buttons fue dada a un centro porque sus ancianos dueños no podían hacerse cargo de ella cuando descubrieron que estaba embarazada de ocho cachorros.
Pero el comienzo de Buttons en este mundo no fue muy bueno, su madre le rechazo nada más nacer y corría serio peligro de ser asesinada por sus siete hermanos por lo que el personal del centro decidieron separarla y criarla aparte.
Fue entonces cuando apareció la pequeña Kitty que sólo tenía un día de vida cuando llegó a la casa para gatos y perros de Battersea. Un alma caritativa la había encontrado sola y desamparada en un parque y decidió llevarla a un lugar seguro para que no muriera.
Nada más llegar decidieron poner a las dos juntas porqué estaban solas y tenían la misma edad. "Normalmente solemos separar a los cachorros de perros y gatos, pero pensamos que podíamos probar a ponerlos juntos porque eran muy pequeños" explica la veterinaria del centro Sascha Taylor al Daily Mail.
Ahora los dos han crecido y se han vuelto inseparables, tanto que piensan que son hermanas. "Les encanta pasar el tiempo junto, son inseparables, incluso Kitty llora cuando la separan de Buttons para que pase tiempo con otros gatos" ha declarado Taylor.
En el centro están esperando a que alguien quiera adoptarlos juntos porque sino tendrán que separlos, una decisión que no saben como se tomaran las pequeñas Kitty y Buttons.