ANALIZAMOS LOS RESULTADOS DE LAS ELECCIONES
Un sistema electoral ¿justo para todos?
Son muchas las voces que piden un saco nacional donde se acumulen los restos de votos que no han conseguido sacar ningún diputado y se repartan entre ellos 50 escaños.
De todas las elecciones celebradas en España desde 1979, éstas del 20 de noviembre son quizás las que han puesto más de manifiesto la injusticia de nuestro sistema electoral. Un sistema que en la Transición sirvió para consolidar un bipartidismo que diera estabilidad a la democracia y con un plus de representatividad para los partidos nacionalistas.
Pero los datos del 20-N vienen a confirmar, después de años de discusión, que la penalización de los partidos nacionales es terrible. Vean los datos: Izquierda Unida con casi un millón setecientos mil votos, es decir un 60% de votos más que CiU, consigue cinco diputados menos que los nacionalistas catalanes. Pero eso no es nada.
UPyD consigue cien mil votos más que CiU, un millón cien mil, frente a un millón. Pues el resultado es que consigue…¡11 diputados menos! A UPyD le ha costado el triple que al PNV conseguir los cinco diputados.
Tampoco estará contento el nuevo partido Equo, que se presentaba por primera vez y que consigue un diputado al ir aliado en la Comunidad Valenciana con Compromís. Si sumamos los votos de los dos: Compromís 125.000, más Equo 214.000. Es decir, unos 340.000 votos. Unos siete mil más que la coalición abertzale Amaiur, que se lleva ¡7 diputados!
Si a Cascos y su FAC un diputado le cuesta cien mil votos, al partido de Rosa Díez le cuesta más del doble, lo mismo que a Izquierda Unida. Y a Equo ni sacando el doble le vale para nada.
Son muchas las voces que piden un saco nacional donde se acumulen los restos de votos que no han conseguido sacar ningún diputado y se repartan entre ellos 50 escaños. Una solución que obliga a numerosas reformas y que a ninguno de los dos partidos les gusta, ni siquiera cuando están en la oposición.