TRAS LAS ELECCIONES DEL 24-M
Pactar y negociar, el largo camino hasta los nuevos gobiernos
La ley electoral garantiza que el próximo 13 de junio, salvo reclamaciones, habrá alcaldes en todos los ayuntamientos, bien fruto de pactos o las listas más votadas. Otra cosa serán las comunidades autónomas, donde los resultados obligan a negociar para encontrar mayorías de gobierno y, si no, a repetir elecciones. La pérdida de la mayoría absoluta del PP en todas las comunidades autónomas puede suponer que este partido pase a la oposición en varias de ellas y sitúa hipotéticos pactos entre PSOE y Podemos.
Se intuía, lo decían las encuestas, lo barajaban los partidos, pero con tanto votante indeciso como se aseguraba que existía, nadie se atrevía a dar por seguro el nuevo panorama político que alumbra el 24M, con el bipartidismo tocado, pero no hundido, y en el que se antoja que la palabra clave va a ser "pacto". En un escenario en el que la tarta electoral se ha dividido en porciones de distinto tamaño a las acostumbradas y en el que se ha arrinconado a las mayorías absolutas, con el PP como principal perjudicado, seguro que habrá llamadas más o menos grandilocuentes que apelarán al espíritu de la Transición. O simplemente a acuerdos que garanticen la estabilidad de las instituciones y que recuperen la España de los pactos.
Ésa va a ser la palabra mágica. Los resultados de esta jornada abocan a ellos. Pero ¿en qué sentido? ¿Respetar la lista más votada? ¿Intercambiar ayuntamientos y comunidades? ¿Formar frentes por parte de quienes no han sido la primera fuerza? La respuesta puede complicarse teniendo en cuenta que las elecciones generales están a la vuelta de unos meses y esa proximidad puede condicionar los pactos por el miedo de algunos partidos, sobre todo los que han irrumpido con fuerza en el mapa electoral (léase Ciudadanos y Podemos) a retratarse más de lo que quisieran y perjudicar así sus aspiraciones futuras.
Pero aunque algunos se encargarán de recordar en breve que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, aseguraba meses atrás que su objetivo era echar a la "casta" y no pactaría ni con PP ni con el PSOE, la hemeroteca no será un inconveniente para que mucho poder municipal hasta ahora abanderado por el PP pase a manos de la izquierda tras alguna conversación segura con Pedro Sánchez. Es lo que se temen enseñas de los populares como la candidata a la alcaldía de Madrid, Esperanza Aguirre.
En la Comunidad de Madrid, uno de los focos clave de esta cita electoral, el PP ha ganado con 48 escaños, once más que el PSOE. A pesar de haber perdido la mayoría absoluta, Cristina Cifuentes podría pactar con Ciudadanos y la suma le daría 65 escaños, la mayoría suficiente para gobernar, mientras que los socialistas y Podemos quedarían en 64.
Sin embargo, un acuerdo PSOE-Podemos desalojaría a María Dolores de Cospedal del Gobierno de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, donde ha ganado con 16 escaños, a uno de la mayoría absoluta, pero los 14 de los socialistas y los 3 de Podemos convertirían en presidente a Emiliano García-Page.
En la Comunidad Valenciana, el panorama es más complejo aún: el PP vence con 31 asientos en las Corts, pero muy lejos de los 50 necesarios para gobernar en solitario, a los que no llegaría ni con el apoyo de Ciudadanos, que se queda en 13 escaños. La suma de los 23 escaños del PSOE, los 19 de Compromís y los 13 de Podemos permitiría un tripartito de izquierdas en el caso de que se pusieran de acuerdo.
Guillermo Fernández Vara ha sido el candidato más votado en Extremadura, con 30 de los 65 escaños posibles, y será presidente si consigue el apoyo de Podemos, que logra seis parlamentarios. El actual presidente, José Antonio Monago, se ha quedado en 28 escaños, por uno de Ciudadanos.
Podemos y toda la serie de coaliciones que han llevado su sello pueden exhibir como un éxito la victoria de Ada Colau en Barcelona y el segundo puesto de Manuela Carmena con la opción más que probable de que se convierta en la próxima alcaldesa madrileña. Y aunque no ha llegado a colmar las expectativas existentes, Ciudadanos se va a sentar en muchos ayuntamientos y comunidades y va a ser decisivo en muchos de ellos para empezar a llenar páginas de su historia política.
Una historia que huele a fin en el caso de UPyD y que deja muy tocada a Izquierda Unida, con la pérdida de gran parte de la representación que tenía en muchas instituciones. Las elecciones se presentaban por muchos como una oportunidad de cambio. No ha habido una revolución, pero sí va a cambiar algo en un panorama político que va a obligar a cohabitar en mayor medida a gobiernos de diverso signo. Y a final de año, unos afrontarán las generales con el deseo de que sean la segunda parte del relato escrito este 24M y otros querrán que se trate de una nueva historia.