YO TAMBIÉN SOY IMBATIBLE
Cristina cumple un sueño con el tenis adaptado
La historia de esta imbatible es de auténtica superación por cumplir sus sueños. Descubre su impresionante testimonio.
Hace justo cinco años, cuando cumplía 40 años, mis mejores amigas me regalaron cumplir el sueño de mi vida: volar. Ese vuelo en parapente resultó ser un cambio brusco en mi vida, porque algo falló y caímos 30m a plomo sobre la montaña que saltamos. Me rompí entera, los médicos aún no dan crédito a que esté viva.
Diez dias en coma, tres meses de hospital y 21 cirugías durante 4 años me separaron de la Cristina de antes y de de mi deporte favorito, el tenis. Pero, al año y medio del accidente, entre cirugía y cirugía decidí, que todo ello no me iba a impedir jugar al tenis, y contacté con el mundo del tenis en silla de ruedas (TSR).
Decidí que nada iba impedirme jugar al tenis
Luché contra la negativa de mi marido y algunos seres queridos, contra la pena de mi madre, contra la idea de dedicarle menos tiempo a mis hijos, de tener una edad supuestamente alejada de iniciar un deporte, y me puse manos a la obra.
Aún así seguían los obstáculos: no había ninguna escuela de tenis adaptado en Linares, ningún monitor especializado, conseguir una silla de ruedas deportiva se convirtió en un Everest, sin pistas e instalaciones adecuadas, sin compañeros para jugar, ni mujeres con las que competir, un problema tras otro.
Con mucho esfuerzo hasta he montado una escuela de TSR en Linares, ¡ya tenemos 4 alumnos y monitor formado! ¡Pioneros en la provincia y en toda Andalucía!. He empezado a competir a nivel nacional, sin ayudas económicas, ¡pero sigo buscándolas!
Tengo motivos para parar: mis dolores, sola con mis hijos (me divorcié), mi economía, ser mujer... pero no lo pienso hacer porque estoy muy comprometida con el deporte adaptado femenino. Si consiguiera animar a otras mujeres con discapacidad a entender que el deporte les ayudará en todos los sentidos, creo que habría conseguido todos los trofeos de tenis del mundo.
Hablamos con Cristina
P: ¿Cuál es el sentimiento más reconfortante cuando otros imbatibles acuden a tu escuela?
R: ¡Uf, es brutal! Josemi, un compañero, le dijo a otro que se sentía muy feliz por haberme encontrado. Yo lo que hago es parar a la gente que veo en silla de ruedas por la calle que se les ve fuertes. Me acerco y les animo a participar en el tenis adaptado. Cuando le dijo “qué suerte que me encontrara aquel día” es una satisfacción increíble.
P: ¿Cómo es tu día a día en la escuela de TSR?
R: Yo lo que hago es ir a entrenar junto a mis compañeros, pero cuando alguien tiene un problema con alguna silla intento facilitarle las cosas. Si pueden arreglarnos las sillas o hacernos llegar alguna. Cada día intento dinamizar con la alegría que la gente se motive y haga deporte a pesar de las barreras.
P: ¿Crees que la sociedad está concienciada sobre la diversidad funcional?
R: Está claro que está más concienciada que antes, pero queda mucho que hacer. Cuando yo quería jugar al tenis en silla de ruedas, mi propia familia no quería verme. Yo pensaba que podía seguir en silla de ruedas toda mi vida y ser feliz, mientras otros te miran con lástima pensando que eres una infeliz. Por ejemplo, en el hospital yo intentaba por todos los medios agacharme a coger algo que se me caía al suelo y todo el mundo quería ayudarme. Yo decía: “¿Me queréis dejar? Yo soy imbatible, desarrollo esas capacidades o habilidades. Podemos hacer lo mismo, pero esforzándonos más”.
P: ¿Qué mensaje lanzarías a través de esta campaña?
R: El deporte lo es todo. Yo cuando estoy un día mal, con discapacidad o antes del accidente, el hecho de esforzarme e ir a jugar al tenis, hacía que volviese con ganas de comerme el mundo. No entiendo la vida sin deporte y creo que es fundamental, sobre todo cuando has tenido un problema de salud fuerte. Te sientes muy satisfecho y te sube la autoestima. ¡Que todo el mundo lo pruebe!